Fely Campo: «Me encanta tener metas altas porque así tardo más en llegar… si es que llego»

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Fely Campo: «Me encanta tener metas altas porque así tardo más en llegar… si es que llego»

En una casa igual de acogedora que ella, escondida en el casco antiguo y muy cerca de uno de los lugares más románticos de Salamanca (el Huerto de Calixto y Melibea), nos recibe la diseñadora Fely Campo. No podíamos haber elegido a nadie mejor para estrenar este blog que sobre todo habla de moda. Fely Campo comenzó en este oficio a los 13 años y desde entonces no lo ha dejado. Más de cuatro décadas de experiencia entregada en cuerpo y alma a cumplir los sueños de muchas mujeres, con tejidos, patrones, tijeras, aguja, hilo y, sobre todo, muchas puntadas de ilusión…

– Hoy Fely Campo es una diseñadora reconocida en todo el mundo pero imagino que los comienzos no fueron fáciles y más en aquellos años…

– Con la primera empresa como tal comencé cuando cumplí 18 años, pero ya llevaba  tres años trabajando con personal a mi cargo. En la habitación de mi casa monté un pequeño taller y allí diseñaba y cosía, sobre todo, vestidos de novia. Para aquella época fue un proceso muy rápido.

– Tus primeros clientes estaban en Salamanca…

– Mis primeros clientes fueron vecinos y familiares, aunque el círculo se fue ampliando en Salamanca. A los 20 años monté además un taller de corte y confección. Eran años difíciles para la mujer. Si querías pedir un crédito tenías que ir acompañada de tu padre o de tu marido. A pesar de todo quería mi nombre en la calle, no quería ser una modista más y quedarme en casa donde además de trabajar, atendías la olla y criabas al niño. Esto era lo fácil en esta época.

– Pero Fely Campo puede decir que ya es una marca internacional…

– Mi mayor mercado está en el comercio exterior. El 80 por ciento de mi  venta está fuera de España. Tenemos un showroom permanente en Milán y en Londres y desde allí vendemos para muchas otras ciudades y países. Nunca pensé que mi ropa fuera a gustar tanto fuera. En España también tenemos varios puntos de venta. En total, entre el mercado interior y exterior, tenemos 211 puntos de venta.

– Salamanca sigue siendo la sede principal de Fely Campo ¿por qué?

– Salamanca es mi imagen. Llevo con tiendas en Salamanca 30 años. Es importante para mí tener presencia aquí. Yo creo mucho en esta ciudad y además en Salamanca hay gente que me quiere mucho y eso es lo más importante para mí.

– Un vestido diseñado por Balenciaga preside su salón. ¿Es su referencia más importante en la moda?

– Coco Chanel y Balenciaga son dos referencias importantes en la trayectoria de Fely Campo y por motivos diferentes. Chanel porque fue una mujer muy luchadora, creativa e innovadora. Luchaba contra la época y eso me gusta mucho. Y a Balenciaga lo admiro, sobre todo, por su profesión. Amaba las telas, los cortes, se olvidaba de la persona y sólo pensaba en su trabajo. Estos dos grandes diseñadores han influido de forma evidente en mi forma de vida y en mis diseños. Balenciaga significaba elegancia y, en fiesta y novias, colecciones en las que estoy centrada en este momento, es lo más importante.

– A Fely Campo le gustan los volúmenes en sus diseños. ¿Es también herencia de Balenciaga?

– Posiblemente. Quizás lo más característico de mis diseños sean los volúmenes. Investigo mucho el patronaje en los cortes. Incluso pienso más en el cuerpo de la mujer que en el diseño. Los abullonados y los vuelos disimulan mucho, le sientan bien a muchas mujeres y muy diferentes.

– ¿Ha dejado de lado el pret a porter para centrarse en las colecciones de fiesta?

– Durante mi trayectoria he hecho más que nada pret a porter pero cuando decidí exponer fuera de Salamanca el hueco que encontré era sobre todo fiesta. Así que me especialicé en este tipo de moda. Hago una fiesta sencilla porque quizás es lo que más va con mi personalidad.

– Y ¿cómo viste Fely Campo?

– Imagino que visto al igual que el resto de las mujeres, según el estado de ánimo. He pasado temporadas muy diferentes. Eso sí, no me puedo quitar el negro. Es un color, quizás por mi timidez, al que me adapto muy bien, me encuentro protegida con el negro.

– ¿Se viste a sí misma?

– Me he vestido a mí misma desde que tengo 14 años. Me compro algunas cosas, como vaqueros o jerseys, pero me gusta hacerme mi propia ropa porque me conozco bien y creo que son los diseños que mejor me sientan. Hace años, diseñaba mis propios modelos y tenía un grupo amplio de mujeres que me seguía. Yo llevaba la pasarela a la calle. Ahora, sin embargo, me dedico más al taller, me he olvidado más de mi misma, aunque este año estoy decidida a crearme una colección.

– ¿Y cómo va a ser?, ¿nos puedes adelantar algo?

– Quiero un armario en el que predomine la ropa masculina pero adaptada a la mujer: un pantalón con una falda, una chaqueta corta, una abrigo largo en lana… Tengo todo visualizado. Y además del negro, voy a incluir el azul marino.

– ¿Vestir a otra mujer es igual de fácil que vestirse una misma?

– Después de tanto tiempo no me resulta difícil. Ya casi no hago ropa a medida, a pesar de que es un trabajo que me apasiona porque siempre es un reto… Me gusta pensar en la mujer que voy a vestir, e intento no disfrazarla, porque como decía Chanel “es bonito disfrazarse pero no que te disfracen” y en la fiesta es fácil caer en la “máscara”. Cuando hago una colección siempre pienso en una mujer de la misma edad, a pesar de que yo voy cumpliendo años y ya voy sobrepasando a ese modelo de mujer. Y aún así, cuando presento los diseños, siempre me dicen que son colecciones frescas. Algo que me sorprende y me halaga. Me gusta que mi ropa sea reconocida sin necesidad de llevar la firma.

– ¿Para las demás mujeres también apuesta por el negro?

– Llevo ya algunas temporadas en los que he apostado por colores muy fuertes, como el amarillo limón. El verano pasado incluía en la colección naranjas, verdes, colores de mucho contraste en relación al negro que llevo yo. En negro diseño poco, quizás porque ahora en fiesta es un color que no se lleva, salvo en Italia, un país en el que están acostumbrados a vestirse de fiesta casi a diario. En el resto de países nos vestimos de fiesta para ceremonias, y  huimos del negro. Algo que yo no entiendo ni comparto. Yo cuando estoy contenta me visto de negro y me veo muy elegante. Asocio negro con alegría. Estoy segura de que es un color que volverá para las bodas y las ceremonias.

– ¿Para cuándo una colección de complementos?

– Lo tengo en mente pero tendrá que esperar a que esté más afianzada en el Reino Unido y tenga una estabilidad. Los complementos requieren tiempo y esfuerzo. No me preocupa el diseño, porque lo tengo claro, me preocupa más encontrar los proveedores adecuados, la infraestructura… Voy despacio. Cada paso que doy lo intento hacer segura. No tengo prisa porque he comprobado que mucha gente en este mundo ha fracasado por las prisas. Además de diseñadora soy empresaria y me gusta ser cauta. Lo primero es tener una empresa solvente que pague a todo el mundo y que las personas que trabajen conmigo estén contentas.

– Es admirable que después de más de cuarenta años en el mundo de la moda y la empresa siga planteándose retos cada vez más ambiciosos…

– Me moriría si me relajo. El éxito es la ilusión que yo no he perdido. Me exijo mucho pero me encanta levantarme y saber que tengo un día por delante para hacer cosas… ¡y tener metas altas! porque así tardo más en llegar si es que llego. La meta es lo de menos, lo importante es el trayecto. ¡Una suerte tener esta profesión!