Carlos Therón: «Los límites muchas veces son mentales. Todo es cuestión de constancia, de intentarlo muchas veces»

Carlos Therón nos habla en esta entrevista de cine, de su última película “Lo dejo cuando quiera” y también de moda, aunque en esta ocasión no hayamos podido ver su armario. Este director de cine es salmantino y, aunque ya no reside aquí, asegura que volver a esta ciudad siempre es un placer. En Enamódate hemos tenido la suerte de poder compartir una charla con el director de “Es por tu bien” y de series de televisión tan conocidas como “El chiringuito de Pepe” y “Los Hombres de Paco”. Una conversación que nos ha servido para confirmar que además de talento, Carlos Therón puede presumir de cercanía. No olvida su origen ni a quienes le sirvieron de motivación para iniciarse en el oficio. Y tal y como deseaba, consigue meternos en una “lavadora” muy especial que nos despierta emociones.

– “Lo dejo cuando quiera” es la nueva película dirigida por Carlos Therón, salmantino y ex alumno de la Universidad. ¿De alguna manera se proyecta también su experiencia personal en esta comedia?

– Siempre hay experiencias personales de las que te puedes nutrir para crear el comportamiento de los personajes. Yo tengo amigos que estudiaron Historia del Arte, como yo, y se quedaron de profesores en la Universidad. Pero tampoco la película se basa mucho en esta experiencia, aunque sí es verdad que detrás subyace cierta crítica porque hoy en día no se trata demasiado bien a los maestros y es uno de los trabajos más importantes que se puede hacer. Ellos forman a los jóvenes y a los no tan jóvenes, nos enseñan a pensar.

– La película habla de profesores y de crisis…

– Sí, la película se centra en las consecuencias de la crisis. Estos chicos estudiaron hasta el infinito, sacrificaron las fiestas… y llega la crisis y se dan cuenta de que todo ha sido un engaño. Ellos cumplieron su parte del trato y después no encontraron ese futuro prometedor y se rebelan… Deciden que es el momento de pasarlo bien y conseguir dinero aunque no sea de la forma más lícita… Son profesores de día y traficantes de noche.

– Antes ha comentado que estudió Historia del Arte, y ¿cómo llegó al cine?

– Estudié Historia del Arte porque en Salamanca no existía la posibilidad de estudiar cine. Intenté entrar en la Facultad de Comunicación y no puede y el plan B era pasar de Historia del Arte a Comunicación, pero al final no fue posible. Cuando finalicé la carrera me fui a Madrid y comencé haciendo prácticas en la Escuela de Cine de Madrid. Entré como ayudante de dirección en las prácticas de los alumnos.

– ¿De dónde le viene la afición?

– Tengo recuerdos del cine desde muy pequeño. La primera película que recuerdo y que me marcó fue “E.T”. En esa hora y media de película pude experimentar miedo, lloré, me reí y lloré de nuevo, pero esta vez de alegría… Es como si me hubiera metido en una lavadora y después de 30.000 vueltas me hubiera dado cuenta de que había vivido una historia maravillosa. Yo quiero ser el que cree esa lavadora para otros. Comencé, con 11 ó 12 años, haciendo cortos muy básicos y muy mejorables, claro.

– ¿Qué otras películas le marcaron en la infancia?

– Yo me crié con la productora de Spielberg, Amblin Entertainment, y en mi época pude ver obras maestras como “Regreso al Futuro”, “Star Wars”, “En busca del arca perdida” de Indiana Jones, etc. Después fui abriendo horizontes, con cine más clásico, cine europeo… Pero con esas primeras películas disfruté mucho y lo sigo haciendo ahora.

– Volvamos a su última película, una comedia en toda regla ¿Hay qué tener cierto sentido del humor para hacer comedia?

– Lo que sí se desarrolla es cierto instinto para la comedia, después de haber realizado muchos trabajos ya sé qué va a resultar gracioso…

– En la presentación de la película en los Cines Van Dyck Tormes se refirió a las diferencias de humor que existen entre países. ¿También se notan diferencias de humor entre las regiones españolas?

– Sí existen diferencias, y en parte también tiene que ver con el lenguaje y la forma de expresarse. Los anglosajones son muy expresivos, muy teatrales, y el español es diferente y esas diferencias también se aprecian entre regiones… El humor en el cine tiene que ver mucho con el instinto. Se pueden hacer cosas más genéricas o trufar de chistes las secuencias para que al menos algunos funcione.

– Aunque no tenga todavía la historia, ¿de qué le gustaría hacer crítica?

– Ahora mismo, tal y como están las cosas, estaría bien hacer crítica sobre la crispación política. Estamos viviendo una época curiosa, creo que hemos dado unos pasos atrás y ahora decir la burrada más grande es lo que atrae titulares.

– Y si tuviera que rodar una película en Salamanca, ¿de qué le gustaría hacerlo?

– Alejandro Amenábar ha rodado hace poco en Salamanca una película sobre algunos episodios de la Guerra Civil. Yo me iría todavía más atrás en el tiempo y me gustaría contar algún hecho histórico de cuando Salamanca, gracias a la Universidad, era el centro europeo del saber. Me gustaría hablar de los inicios de la Universidad, de Fray Luis de León, y de lo que se cuajaba en las aulas en esta época.

– Para conseguir el éxito se necesita talento y suerte. ¿Qué hecho en su trayectoria profesional puede calificar de suerte?

– Pues mi amistad con Rodrigo Cortés. Iba a clase con mi hermano mayor y eso me facilitó poderle seguir los pasos. Cuando Rodrigo rodaba cortos yo iba a observar y a verle montar. Muchas tardes me pasé mirando cómo montaba las películas. Yo sólo miraba, me parecía fascinante. Ver que alguien cercano a ti conseguía hacer cosas era como confirmar que se puede. Los límites, muchas veces, son mentales. Me abrió los horizontes y a partir de ahí todo ha sido cuestión de constancia, de intentarlo muchas veces. Cuando doy clases y los chicos me preguntan qué pueden hacer para trabajar en el cine, les digo siempre: ahora tenéis una cámara en el bolsillo, así que haced cosas y aprended mucho.

– El vestuario es una parte importante de la película, ¿es lo último en lo que se piensa o se va imaginando según se lee el guión?

– Imagino que el proceso es diferente en función del director, pero creo que, en general, todos los que hemos pasado por la tele, donde todo va muy rápido, vamos pensando según leemos el guión cómo vestiremos a nuestros personajes. Con el vestuario también transmites estados de ánimo. No se dice lo mismo cuando vistes a un personaje de oscuro a cuando lo vistes muy florido. En “Lo dejo todo cuando quiera” el vestuario tiene mucha importancia. Los personajes comienzan siendo grises y terminan siendo los reyes de la noche, y, por tanto, vestidos con mucho color. Para el vestuario de la película conté con Lola Huete y trabajamos concienzudamente en todo lo relacionado con el color. Los rojos entran poco a poco. Según los personajes van perdiendo inocencia vamos incorporando en su ropa los tonos granates y violetas. El vestuario también ayuda a los intérpretes a meterse en el papel. Yo siempre voy a las pruebas de vestuario y les pregunto a los actores cómo se sienten. Es muy importante para construir un personaje.

– ¿Y cómo viste Carlos Therón?

– Antes usaba otro tipo de ropa, pantalones tipo cargo, con muchos bolsillos. Pero un día descubrí los vaqueros elásticos y es lo más cómodo del mundo así que tengo un montón de pantalones de este tipo porque son los que más uso. Y luego tengo una colección gigante de camisetas de películas y en función del día, y del estado de ánimo con que me levante, me pongo una u otra. Cuando voy a un rodaje y acudo con la camiseta de “Conan El Bárbaro” la gente sabe que estoy de mala leche, y si voy con la de Mary Poppins todo el mundo sabe que el rodaje va a ir más fluido. Ir a una reunión con una camiseta de Súper Man ayuda.

– ¿Cuáles son sus camisetas favoritas?

-Mis camisetas favoritas son las de una marca que acude siempre al Festival de Sitges que reelabora y hace mezclas de películas, por ejemplo combina “Anatomía de un asesinato” y “Seven”.

– ¿Cuál es su prenda fetiche, con la que sin ella no sale de casa?

– Las gafas, sin duda. No me recuerdo a mí mismo sin gafas. Durante muchos años tuve el pelo muy largo y llevaba coleta. Me corté la coleta pero la goma la llevo siempre. A veces me hago la coleta en el aire.